lunes, 10 de agosto de 2009

SOBRE INTERESES COMUNES...

Intereses comunes en el aprendizaje

Saber y saber hacer son dos caras de una misma moneda. Máxime si nos reconocemos entre aquellos que entendemos a la educación como un ir y venir entre la teoría y la práctica.
Esto, que parece una sencillez no lo es tal, ya que con sólo recordar lo sucedido con la educación técnica (escuelas talleres que quedaron sin talleres) reconoceremos el esfuerzo iniciado con la dictadura del 76 y tristemente continuado posteriormente en plena democracia.
Un plan casi perfecto. Reducción de cargas horarias en materias (principalmente duras) y desconexión entre lo aprendido en el aula y la vida real. Lógicamente que entre las miles de teorías en danza a partir de los ’80, algunas justificarán que “como la realidad es inasequible” para que romperle la cabeza al chico y obligarlo al esfuerzo para cotejar las similitudes y diferencias entre la “idea” y el objeto “real”. A la mierda entonces con tanta matemáticas, unamos física y química, reduzcamos los talleres y los laboratorios, que no conozcan nuestra historia, y que ni se nos ocurra salir a la calle con los chicos a implementar los conocimientos impartidos.
Esto último es vital que no suceda, ya que si se implementaran planes de estudios que contemplaran el feed back entre la escuela y el barrio, la población podría entramarse y/o comprometerse peligrosamente (para los gobiernos), a punto tal que luego, no sólo los padres se verían involucrados en los reclamos y demandas por una mejora general de la educación y con otros objetivos.

Imaginemos
Imaginemos un plan pensado, ejecutado y supervisado solidariamente. Como las ferias de platos que sostenían nuestras escuelitas de chapas. Escuelitas de chapa donde se concibió aquel “sujeto critico” de los 50, 60 y 70 (… y pese a las sucesivas interrupciones golpistas).
La propuesta será entonces invitar a relevar el entorno del centro educativo en análisis y búsqueda de lo que pueda resultar de utilidad para el barrio y los vecinos que lo habitan. Vecinos que en algún grado forman parte de la llamada “comunidad educativa”. Partiendo de intereses comunes y objetivos que puedan orientar nuestra subjetividad.

Ejemplificando
En inmediaciones de la escuela primaria / secundaria existe una laguna artificial. Dependiendo de la temporada, emigran aves de variadas especies, juegan los chicos, reverdecen los árboles, se congela el agua o esta varía en sus niveles. Cada tanto el Municipio se encarga de la limpieza y reparaciones de los canales. Existe o no, una cooperadora, o comisión de vecinos o club de barrio que la cuiden o se encarguen de su parquización. Se desconoce el presupuesto destinado al mantenimiento, ni el área que lo lleva a cabo.

Como se puede ver, en un par de renglones se establecen una cantidad de variables que “el entorno” dispone potencialmente a al “grupo educativo” (padres, docentes, alumnos) para, a partir de la iniciativa docente establecer a mediano plazo un vínculo con intereses comunes.
O existe en este particular momento algo que les guste más a los chicos que “salir del aula” (aula/guardería). Y que mejor que proponerles la naturaleza del entorno inmediato. O que mejor para el docente que liberar tanto grito (mutuo) y proponer la novedad.
Que qué se puede hacer?, la respuesta es: todo… y más también!!.
Con una laguna se puede hacer matemáticas, literatura, estadísticas, laboratorio químico y físico, encuestas, arte, audiovisuales, fotografía, relaciones institucionales y sociales.
Y cada nivel puede tomar una parte de la tarea según la complejidad del “saber” y “saber hacer” necesarios.
Cuantos árboles rodean la laguna, de que especies, cuantos de estos se encuentran enfermos/dañados, cual fue el mayor o menor nivel del agua durante el período escolar, cuadros comparativos entre distintos períodos escolares de las observaciones cuantitativas, concursos artísticos, encuestas a vecinos y padres sobre la significación del paisaje o pertenencia al lugar. Análisis cuantitativo y cualitativo de los residuos arrojados. Eventos artísticos y culturales anuales. Con que instituciones relacionarse para estudios de mayor complejidad (Institutos privados, universidades), otros organismos estatales o no gubernamentales que nos provean los dispositivos, herramientas y asesoramiento necesarios para tareas complejas.
Sería deseable que el plan recorra al menos la vida de una generación que iniciada en el Jardín de Infantes, tenga continuidad en la primaria y perdure hasta el egreso del colegio secundario más cercano.
Es claro que el trabajo de “campo” entraña algunos riesgos y se requerirá mayor atención. Durante el período preescolar será importante la colaboración casi “obligada” (al menos inicialmente) de los padres. Durante el periodo escolar en cambio se podrá contar con la colaboración de los jóvenes secundarios, que tendrán tal vez su primer oportunidad de supervisar (o aunar lazos… según el punto de vista) a la vez que contener pequeños de entre 6 y 9 años.

Conclusión (algo inconclusa)
A poco de andar se requerirán todo tipo de recursos. De donde saldrán los mismos?. Es probable que en principio no se obtengan en grado necesario. Seguramente la solidaridad hará su parte. Y probablemente, en un plazo razonable, cuando parte del objetivo haya calado en ese conjunto primario, el “gobierno educativo” se vea forzado por un reclamo organizado y más homogéneo, integrado por bastantes más que docentes, padres y alumnos.
Cuanta utopía?... o cuanta posibilidad cierta de “proponerse lo necesario”.
Es más que necesario que el pueblo pueda conocer la realidad para transformarla, es mas que necesario que la comunidad reconozca en la educación una de sus herramientas para esa transformación. Es más que necesario que los educadores encuentren en padres y alumnos a sus compañeros de ruta.
Todos podemos aprender a partir de intereses comunes.

Jorge Hernandez

Para revista "Desde el pié"

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