viernes, 1 de mayo de 2009

JORNADA DE LUCHA INTERNACIONAL DE LA CLASE OBRERA

La pelea de la clase obrera por mejorar sus condiciones de trabajo ha sido y es permanente, como decía el dirigente obrero de Terrabusi Ramón Bogado, hace pocos días, en el juicio que le hicieron por un corte de ruta. Esta pelea tiene una larga historia, y el Primero de Mayo es un hito en ella.Desde los comienzos de las primeras organizaciones gremiales y políticas de la clase obrera, se desarrollaron huelgas y jornadas por distintas reivindicaciones. La clase obrera debe a Marx el análisis del sistema de “esclavitud asalariada” como llamó a la relación laboral en el capitalismo entre el obrero y el patrón: “El capital es trabajo muerto que sólo se reanima, a la manera de un vampiro, al chupar trabajo vivo” dice en El Capital. Desde entonces vinculamos siempre la lucha por las mejoras en las condiciones de vida del obrero, con la necesidad de la revolución, que ponga fin a este sistema chupasangre. El origen del 1° de Mayo está ligado a la lucha por la jornada laboral de 8 horas. Desde Europa la Asociación Internacional de Trabajadores creada por Marx, y en EEUU organizaciones gremiales, lanzaron esta consigna a mediados de la década del 60 del siglo 19.

Los mártires de Chicago
Tras muchos años de lucha por hacer realidad las 8 horas, a mediados de la década del 80, con el crecimiento de las in
dustrias, la terrible superexplotación que elevaba las jornadas hasta 18 horas diarias seis días a la semana, y con las mujeres y los niños entrando de lleno al trabajo en las fábricas, la contradicción estalló y en 1884 comienza la preparación de la huelga que debía iniciar el 1° de mayo de 1886, “hasta arrancar las 8 horas”. Dice un llamamiento del 1° de mayo de ese año en Estados Unidos: “¡Un día de rebelión, no de descanso! Un día en que con tremenda fuerza la unidad del ejército de los trabajadores se moviliza contra los que hoy dominan el destino de los pueblos de toda nación. Un día de protesta contra la opresión y la tiranía, contra la ignorancia y la guerra de todo tipo. Un día en que comenzar a disfrutar `ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso, ocho horas para lo que nos dé la gana’”. Para el diario burgués Filadelfia Tribune: “El elemento laboral ha sido picado por una especie de tarántula universal, se ha vuelto loco de remate”, describiendo la gigantesca movilización de masas que se desató en EEUU, paralizando cerca de 5.000 establecimientos industriales. Producto de esta huelga, un millón de obreros industriales conquistaron las 8 horas hacia fines de 1886. El 4 de mayo, durante un acto obrero en Chicago en repudio a la represión que había dejado 6 muertos el día anterior, una bomba estalla en medio de un pelotón policial en la plaza Haymarket. Se desata un feroz ataque sobre los manifestantes y se declara el “toque de queda”. Centenares de obreros son detenidos. Un policía muere por el estallido. Varios dirigentes son responsabilizados del mismo, sometidos a un juicio farsa, y ocho de ellos condenados a la pena de muerte. Tres años después, en 1889, el Congreso fundador de la Internacional Socialista resuelve que el 1° de mayo de 1890 se convoquen actos obreros en todo el mundo, con un pliego de reclamos encabezado por “las 8 horas”, y elige esa fecha en homenaje a August Spies, Albert Parsons, Adolf Fischer y George Engel, los “mártires de Chicago” finalmente ejecutados el 11 de noviembre de 1887. El quinto condenado a la horca, Louis Lingg, apareció muerto en su celda un día antes.

El 1° de Mayo en la Argentina
“Al calor de importantes movimientos huelguísticos de ferroviarios, albañiles, carpinteros, panaderos, modistas, domésticas, etc., el 1º de mayo de 1890 se conmemoró en la Argentina, junto a los trabajadores de todo el mundo, con actos en Buenos Aires, Rosario, Chivilcoy y Bahía Blanca en los que participaron más de tres mil personas. Los oradores hicieron sus discursos en castellano, italiano, francés y alemán: ésta era la realidad del movimiento obrero por entonces”, afirma el Programa del PCR, aprobado en su reciente 11 Congreso.
Los movimientos huelguísticos se multiplicaban en esos años en nuestro país, debido a la creciente carestía: “La miseria, la menesterosidad y aún el hambre se van extendiendo, se van generalizando de modo espantoso”, decía la naciente Federación Obrera Argentina a comienzos de 1891. A esto se sumaban las jornadas laborales de más de 10 horas (sólo el 4% trabajaba 8 horas), los abusos patronales de todo tipo, y las terribles condiciones de las viviendas obreras. Es importante subrayar la importancia de este temprano acto de la clase obrera en nuestro país, su aparición en la escena política con un pliego de reivindicaciones propio, “por encima de las discrepancias políticas e ideológicas de los diferentes grupos”, como afirma Otto Vargas. (El marxismo y la revolución argentina. Otto Vargas, Tomo 1, pág. 77).En 1890 se abatía una crisis económica profunda, mientras se iba enseñoreando la estructura de clases dominantes vigente hasta hoy, con grandes latifundios, el genocidio de pueblos originarios, etc., que terminaron imponiendo un Estado oligárquico imperialista, con sus consecuencias de atraso para el propio desarrollo capitalista en el país. En este marco, el núcleo que conformó la corriente denominada “los marxistas del ‘90” que provenía del Club Vorwarts (asociación de emigrados alemanes) impulsó la realización de un acto el 1° de mayo en Buenos Aires. A tal fin se conformó unos meses antes un Comité Internacional Obrero integrado por delegados de las sociedades obreras existentes, que acordaron la realización del acto, crear una federación obrera, editar un periódico “para la defensa de la clase obrera”, y elevar un petitorio al Congreso.El Comité... llevó adelante una vasta labor de propaganda, repartiendo 40.000 ejemplares del llamamiento al acto, y reuniendo 7.432 firmas en el petitorio que sería entregado al Congreso. Tengamos en cuenta que en aquellos años, si bien crecían algunos establecimientos industriales, y se desarrollaba el tendido de ferrocarriles, lugares de grandes concentraciones obreras, predominaban en Buenos Aires los pequeños talleres. Así se llegó al acto realizado en el Prado Español ubicado en la plaza de la Recoleta, uniendo, lo que no es menor, a corrientes socialistas, anarquistas, y republicanos mazzinistas italianos. La prensa de las clases dominantes de la época, cuando no, trató despectivamente al acto o directamente lo ignoró.

De ayer a hoy
Esta unidad no perduró. La “Revolución del Parque”, el movimiento que diera origen a la UCR de Alem menos de dos meses después del acto obrero, dividiría profundamente al mismo, en cuanto a cuál debía ser la actitud del movimiento obrero ante el surgimiento de este sector, también opositor al gobierno oligárquico. Nacía el debate sobre el tipo de revolución necesaria para la Argentina, y qué sectores de clase deberían tomar parte en ella. El creciente reformismo parlamentarista que se adueñó de los socialistas a los pocos años, junto con las insuficiencias de los núcleos iniciales del marxismo en nuestro país, frustró la primer experiencia de creación de un partido del proletariado como dirección del proceso revolucionario, y favoreció el crecimiento del anarquismo y de corrientes sindicalistas. Pero la clase obrera no se detuvo, y hubo muchos Primero de Mayo que jalonaron nuestra historia. Algunos teñidos de sangre obrera, otros en la más cruda clandestinidad.También, desde sus inicios, estuvo en debate si el 1° de Mayo debía ser “día de fiesta” o “un día de rebelión”, como sostenemos los que mantenemos en alto las banderas históricas del proletariado –y reflejaremos este viernes 1º de mayo de 2009 lo que significa en las condiciones concretas de nuestro país hoy, que la clase obrera sea la clase que dirija ese movimiento revolucionario que, por el camino del Argentinazo y la rebelión agraria, imponga un gobierno popular, patriótico y democrático, abriendo el curso de la revolución de liberación nacional y social.

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